¿Afecta el calor a nuestro rendimiento deportivo?
Hay un deterioro del rendimiento producido principalmente por la deshidratación

El organismo humano precisa mantener su temperatura interna estable con el fin de asegurar nuestra salud. Las variaciones en la temperatura central no afectarán solamente a la salud, sino que también producirán variaciones en parámetros relacionados con la actividad física, dando lugar a un deterioro del rendimiento físico, especialmente en esfuerzos de tipo aeróbico. El intento de nuestro organismo de mantener estable la temperatura a pesar de la gran cantidad de calor producido por el ejercicio, supone la puesta en marcha de diferentes mecanismos de termorregulación entre los cuales el más importante va a ser la sudoración. El aumento de la sudoración trae consigo un aumento en la pérdida de fluidos y si dicha pérdida supera la entrada de líquidos, puede dar lugar a deshidratación. Este proceso puede llegar a producir una disminución de la presión arterial, aumento de la frecuencia cardiaca, disminución del flujo de sangre a los músculos en ejercicio y a la piel y, en consecuencia, una disminución progresiva y significativa del rendimiento físico. El proceso más detallado es el siguiente:
La deshidratación durante el ejercicio en un ambiente con altas temperaturas viene dada por el aumento significativo de la sudoración, dando lugar a una disminución en el volumen de la sangre circulante y, en consecuencia, una disminución de la presión arterial. A pesar de ello, el sistema cardiovascular debe tratar igualmente de distribuir adecuadamente la sangre a los músculos que están activos durante el ejercicio y al mismo tiempo desviar la sangre a la piel para realizar el intercambio de calor que permita mantener más o menos estable la temperatura central. Para poder conseguirlo, dada la disminución en el volumen sanguíneo, debe aumentar la frecuencia cardiaca para que, teniendo lugar un mayor número de latidos por minuto, el corazón pueda satisfacer mediante el envío de sangre las necesidades energéticas del ejercicio, por lo que al mismo nivel de intensidad relativa de ejercicio las pulsaciones estarán más elevadas. Si la deshidratación continua, la temperatura del cuerpo sigue aumentando progresivamente, obligando a nuestro organismo a seguir llevando a cabo procesos de “reajuste”. Un intento del organismo para enfriar el cuerpo consiste en acumular más rápido ácido láctico, lo que supone un uso prematuro de los depósitos de glucógeno provocando una fatiga rápida ligada al ejercicio.
Un estudio realizado por la Universidad estadounidense de Dayton con corredores de maratón de asfalto pero cuyos resultados pueden extrapolarse perfectamente a cualquier tipo de deportista que practique modalidades aeróbicas al nivel que sea, nos revela una serie de afirmaciones muy interesantes que nos darán información de gran valor para no alertarnos ni desmotivarnos cuando en épocas calurosas no seamos capaces de mantener nuestro rendimiento al máximo nivel: 1. El efecto del calor tiene una repercusión más negativa en hombres que en mujeres. 2. Son los corredores de más edad los que demostraron verse menos afectados por la presencia de calor. 3. La diferencia de rendimiento entre correr con calor y con temperaturas más frías es del 13,65%. Teniendo en cuenta la diferencia significativa en el deterioro del rendimiento entre sexos, es entre el 9-11% para mujeres y 14-15% para hombres.
De modo que en estos días de tremendo calor, no dejes de practicar deporte y llevar a cabo tu entrenamiento. Eso sí, hazlo de forma segura, utilizando las horas del día más favorables, manteniendo un buen nivel de hidratación y no te obsesiones con mantener tus marcas o niveles que eres capaz de alcanzar cuando las condiciones ambientales son más favorables.

